Ley Trans

Calvo y otras diputadas del PSOE se plantean romper la disciplina de voto con la ‘Ley Trans’

Carmen Calvo
Carmen Calvo.
Joan Guirado

La ‘Ley Trans’ puede provocar la primera ruptura de la disciplina de voto del PSOE desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa en 2018. Las múltiples diferencias que hay en el seno del grupo parlamentario, entre las feministas históricas y los lobbys LGTBI, ponen en duda que todos los 120 diputados socialistas voten lo mismo cuando llegue la hora de la verdad a la Ley Trans. Más aún si el presidente sigue cediendo ante Podemos.

El Ministerio de Igualdad espera que la ley se pueda aprobar este mismo año, una vez finalice el plazo de enmiendas que el PSOE volvió a ampliar hasta el próximo lunes para buscar un consenso interno. La ex vicepresidenta del Gobierno y presidenta de la Comisión de Igualdad, Carmen Calvo, y la portavoz socialista en esta comisión, Laura Berja, son dos de las parlamentarias que lideran esta rebelión contra Sánchez para defender sus ideas.

De producirse esa ruptura de voto, esta no sería la primera vez que ocurre en las filas socialistas. Cabe recordar la dimisión de Pedro Sánchez, en 2015, por negarse a investir a Mariano Rajoy. Entonces varios parlamentarios, como la ahora presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ya rompieron la disciplina junto a trece diputados más. Ocurrió otras veces. Sin ir más lejos, Batet votó en contra de la posición de su partido en tres iniciativas de la X Legislatura sobre el «derecho a decidir» en Cataluña. Pero esa indisciplina nunca había ocurrido desde que el PSOE está en el poder.

La decisión de volver a ampliar el plazo de enmiendas hasta el día 2 de noviembre ha causado un profundo malestar en el equipo de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Tanto que, tras tachar de «incompresible» el cambio de postura de sus socios dilatando los plazos, aboga ahora por tramitar la norma de forma exprés. De forma que la ponencia en la Comisión de Igualdad finalice el 18 de noviembre, apenas dos semanas después del cierre del plazo de enmiendas. De ese grupo de trabajo debe salir el dictamen que da forma definitiva a la ley, a expensas de las enmiendas que lleguen vivas a la votación final. Montero ya ha iniciado los contactos para «recuperar el tiempo perdido» pero, por ahora, cuenta con la oposición frontal de Calvo, presidenta de la comisión de Igualdad.

Podemos reclamó a los socialistas que no pidiesen un nuevo aplazamiento, ya que su intención es que la polémica norma esté lista antes de finales de año. El texto ha provocado grandes diferencias entre estos partidos y dentro del propio PSOE. Pues las feministas históricas, entre las cuales Calvo, rechazan la autodeterminación de género. Esta cuestión, sin embargo, no parece que vaya a ser enmendada por el grupo parlamentario del que forma parte.

Fuentes socialistas señalan que los únicos cambios que introducirá la formación dirigida por Sánchez son respecto a las cuestiones relativas a la «violencia intragénero» para que no colisione con la violencia de género y «todos los avances». Respecto a la reversibilidad del cambio de sexo el PSOE quiere añadir «más garantías jurídicas» a la norma.

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